Pase malos días, malos meses hasta que por fin un gran amigo me ayudó y tu huella borró. Comenzamos a sentir algo extraño pero sincero y profundo; tu huella no era más que un puñado de tierra que el aire se llevó.
Algo pasó y cambiamos, ya no éramos los dos amigos que se apoyaban y ayudaban pero a pesar de cambiar seguíamos estando unidos. Tú volviste a aparecer, a mi todo me iba bien y había olvidado todo pero en el primer instante en el que te vi todo surgió de nuevo y la huella volvió a aparecer. Tú estabas arrepentido, pero yo no.
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